En ocasiones, una oferta de trabajo revela mucho más sobre la estrategia de una empresa que cualquier informe anual.
En agosto de 2025, JD Technology publicó una vacante que fue especialmente reveladora. Lejos de los portales habituales, la oferta circuló entre los miembros de la comunidad Web3. Lo que generó verdadero interés no fue el puesto—“Planificador de Eventos On-Chain para Stablecoin”—sino unos requisitos claramente dirigidos a profesionales del mundo cripto: “Participación significativa en el diseño del modelo económico de al menos un protocolo DeFi” y “conocimientos avanzados en DEXs, protocolos de préstamos y de derivados”.
No se trataba de incorporar a un experto fintech para optimizar procesos internos, sino de fichar a un auténtico estratega on-chain. Cuando un gigante de Internet con más de un billón de dólares estadounidenses de ingresos anuales y sólidas raíces en el comercio físico y la logística comienza a buscar, abiertamente, profesionales capaces de desenvolverse en el universo descentralizado, el mensaje resulta inequívoco: JD está preparando su desembarco en el escenario global y sin permisos de Web3.
El movimiento de JD no fue aislado. El momento elegido para el proceso de selección coincidió con un avance regulatorio de primer nivel en Hong Kong.
Pocos días antes de salir a la luz la oferta—el 1 de agosto de 2025—entró en vigor el esperado “Régimen de Licencias para Emisores de Stablecoin” de Hong Kong. Tras distintas fases de consulta y pruebas en sandbox, la Autoridad Monetaria de Hong Kong (HKMA) dio luz verde a un marco regulatorio con reglas claras para los emisores globales de stablecoins. Así, la búsqueda de talento por parte de JD dejó de ser una apuesta arriesgada y se convirtió en una acción perfectamente calculada, orientada a un nuevo entorno estratégico avalado por el gobierno y clave para las finanzas mundiales.
Christopher Hui, Secretario de Servicios Financieros y del Tesoro de Hong Kong, lo ha reiterado públicamente: “Si se garantiza la regulación y el control de riesgos, respaldamos el desarrollo responsable del mercado de activos virtuales y consideramos las stablecoins como un puente fundamental entre las finanzas tradicionales y los activos virtuales.”
Para empresas tecnológicas como JD—con amplia presencia en China continental y ambición internacional—este viento regulatorio no podía llegar en mejor momento. Hong Kong es la puerta ideal para los mercados globales: jurisdicción clara, proximidad geográfica y arraigo cultural. Al constituir una entidad conforme a la norma en Hong Kong, JD puede emitir legalmente stablecoins vinculadas a divisas fiduciarias (como el RMB offshore—CNH—o el HKD), esquivando los controles cripto estrictos de China y participando directamente en la economía global on-chain.
El hecho de que JD lanzara su proceso de selección justo tras la entrada en vigor de la nueva ley confirma que se trataba de un plan estratégico y perfectamente orquestado para aprovechar la ventana regulatoria. Con el tablero dispuesto, JD muestra su intención: no quedarse como observador, sino jugar y liderar.
Si la nueva regulación en Hong Kong marca el “timing” del proyecto de stablecoin de JD, entonces el término PayFi incluido en la oferta desvela la verdadera ventaja y el alcance de su estrategia.
PayFi, acrónimo de Payment Finance, es un concepto nacido del ámbito cripto-nativo. No es simplemente “usar criptomonedas para pagar”; la aportación clave es integrar pagos y servicios financieros complejos a través de smart contracts—de modo que el flujo de fondos sea programable.
Imagínese esto en la cadena de suministro de JD: antes, un proveedor pequeño o mediano podía tardar hasta 90 días en recibir el pago, lo que lastraba su liquidez. ¿Cómo cambia esto con PayFi?
Tan pronto como JD verifica la recepción de mercancía, su sistema emite automáticamente un certificado on-chain (NFT o token fungible) representando el crédito a cobrar y lo remite al proveedor. En lugar de esperar 90 días, el proveedor puede emplear este “pagaré digital” como garantía en un protocolo DeFi para obtener liquidez inmediata. O, si lo prefiere, fragmentarlo y utilizarlo para abonar a sus suministradores de materia prima. Todo el proceso queda automatizado mediante código: eficiente, transparente y con un coste mínimo.
Este caso demuestra la capacidad de combinar la tokenización de activos del mundo real (RWA) con PayFi, una tendencia clave en el sector cripto para 2025. Jenny Johnson, CEO de Franklin Templeton, lo ha afirmado: “Estamos convencidos de que la tokenización de activos reales transformará el sector financiero. Es una de las aplicaciones más relevantes de la tecnología blockchain.”
Para JD—que gestiona una extensa red de comercios, una cadena de suministro sofisticada y cientos de millones de usuarios—la compañía posee billones de yuanes en activos del mundo real: cuentas por cobrar, recibos de almacén, pedidos logísticos y crédito al consumo. Al trasladar estos activos a blockchain vía stablecoin y PayFi, JD puede liberar valor exponencial—optimizar costes en la financiación de la cadena de suministro y construir una infraestructura financiera programable completamente nueva.
La apuesta decidida de JD por stablecoins y DeFi dibuja una trayectoria radicalmente diferente frente a los grandes tecnológicas chinas en la carrera Web3. Si se analizan los movimientos, el panorama es el siguiente:
Como ilustra el gráfico, Ant Group (Alibaba) se posiciona como “proveedor de agua” en Web3. A través de la marca ZAN en Hong Kong, su foco está en servicios de e-KYC (verificación de identidad electrónica), AML (prevención de blanqueo), módulos de compliance y BaaS (Blockchain-as-a-Service) para desarrolladores Web3. Su modelo es el empoderamiento—facilitar que otros “extraigan oro” antes que lanzarse ellos mismos. La reciente integración de la stablecoin USDC en su red propia confirma el interés de Ant Group por asociarse con ecosistemas consolidados antes que iniciar desarrollos de cero.
Tencent adopta un enfoque aún más conservador, apostando por cadenas de consorcio y coleccionables digitales donde la regulación interna es clara, manteniéndose al margen de las blockchains públicas.
En este entorno, JD destaca por su estrategia singular y decidida. En vez de limitarse a ser prestador de servicios, adopta una estrategia “anfibia”:
Esta doble vía asegura el cumplimiento regulatorio y la estabilidad en el mercado interno, a la vez que abre nuevas oportunidades para el futuro del grupo.
La iniciativa de JD marca un antes y un después: las grandes tecnológicas Web2 ya no solo exploran, sino que integran Web3 en el núcleo de su negocio.
Hasta ahora, la narrativa giraba en torno a la “disrupción” que Web3 podría causar en Web2. El caso de JD muestra otra realidad: es más una evolución que una ruptura. Los grandes actores Web2 no serán desplazados con facilidad; potenciarán su base de usuarios, aplicaciones y recursos para absorber la tecnología y el pensamiento Web3, transformándose en modelos híbridos mucho más robustos.
El reto es enorme. Convertir una contratación en un ecosistema on-chain consolidado obliga a superar barreras tecnológicas, regulatorias, educativas y culturales. JD deberá competir con entidades de finanzas tradicionales y nativos cripto.
Sin embargo, con JD—empresa valorada en billones—adentrándose en el universo DeFi, el sector debe seguir de cerca esta evolución. No solo está en juego el futuro de una corporación: este movimiento puede sentar las bases para que un gigante del e-commerce emplee stablecoins como puente para convertirse, finalmente, en una potencia económica global y transparente on-chain. Entonces, la liquidación no será el cierre de la transacción, sino el punto de partida de algo mucho más relevante.